En su última edición, el programa Sana Mente de CNN Chile destacó el taller «Naturaleza y bienestar: Conecta tus sentidos», iniciativa llevada adelante por el Núcleo Milenio Imhay en alianza con el Centro de Gestión Ambiental y Biodiversidad de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (FAVET) de la Universidad de Chile y desarrollada en el Museo Interactivo Mirador (MIM).
Esta actividad apuntó a visibilizar que el contacto y conexión con la naturaleza es capaz de fomentar un mayor bienestar en adolescentes y jóvenes, tal como lo ha demostrado la evidencia científica nacional e internacional.
El taller, donde participaron estudiantes del Instituto Nacional de Santiago, Colegio Alberto Blest Gana de San Ramón, Colegio María Elena de La Florida y Colegio Marista Marcelino Champagnat de La Pintana, buscó generar un espacio para que los jóvenes reconocieran y experimentaran la naturaleza urbana a través del uso de los sentidos, con el objetivo de promover la reflexión y el vínculo con la biodiversidad urbana como un elemento clave para el bienestar individual, colectivo y ecosistémico.
La actividad se realizó gracias al financiamiento de la Iniciativa Científica Milenio del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación a través de su programa de Proyección al Medio Externo.
Ve el video a continuación:
Las personas diagnosticadas con esta enfermedad mental deben enfrentarse a diario a prejuicios estereotipados respecto de su comportamiento, los cuales merman tanto su desempeño social como su posible aporte a nivel familiar y laboral. Esas ideas llevan a discursos y conductas discriminadoras que, de tanto repetirse, logran que el propio paciente las haga suyas, perjudicando su autoestima, su evolución y su productividad.
Así lo señala el doctor Emmanuel Méndez, académico de la Clínica Psiquiátrica Universitaria, del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Sur e investigador doctoral del Núcleo Milenio Imhay, explicando que “el estigma es un constructo teórico relacionado a las creencias que un grupo de personas tiene respecto de un conjunto de conductas de otro grupo de personas, entre los cuales por lo general se da una diferencia de poder”. En el caso de la esquizofrenia, “es de los cuadros psiquiátricos que más alteraciones a nivel de conducta presentan los sujetos, y esas alteraciones son visualizadas, asimiladas y consideradas en este vínculo estigmatizante”.
Junto a los doctores Alicia Figueroa, investigadora adjunta de Imhay, y Eduardo Durán, también del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Sur, publicaron en el 2022 el artículo “Exploring Stigma Towards People with Schizophrenia in Mass Media and Their Private Discourses”, en el cual ahondan respecto del estigma en publicaciones de difusión masiva relacionada a la esquizofrenia. “Buscamos marcadores lingüísticos en diarios y revistas relativo a contenido estigmatizantes hacia personas con esquizofrenia y vimos que esta situación es sumamente prevalente. Esos contenidos avalan la idea preconcebida de que las personas con esquizofrenia son peligrosas, lo cual se ha demostrado que no es realmente así; de hecho, dichos pacientes no presentan más acciones agresivas que las personas sin ningún tipo de cuadro e, incluso, por el contrario: por lo general son más ensimismados, “hacia adentro”. Pero es una creencia que se conforma y que termina gatillando una conducta discriminadora hacia estos pacientes, alejándolos. Y también nos dimos cuenta de que, en algunos discursos realizados por los propios pacientes, estas etiquetas lingüísticas que se pueden encontrar en los medios de comunicación muchas veces las han internalizado”.
En ese mismo sentido, añade, investigaron cómo el estigma público se transforma en estigma internalizado. “Todas esas conductas que ocurren a nivel social en nuestra cultura son vivenciadas por las personas discriminadas, quienes comienzan a interiorizarlas y a integrarlas en sus identidades, por lo que después ellos mismos, sin que sea necesariamente una verdad, empiezan a creer que son menos que el resto, que no son capaces de conseguir ni concretar proyectos a largo plazo, ni de establecer relaciones sociales significativas con otras personas, como tener una familia e hijos. El estigma internalizado erosiona la capacidad que tienen todas estas personas de idear su futuro desde planes positivos, de tener esperanza”.
Otros estudios, acota, muestran que dependiendo de cómo las personas entienden o viven el estigma internalizado esto puede determinar formas opuestas de conducta. “Cuando el paciente cree profundamente como ciertos los prejuicios negativos hacia él, terminará teniendo una personalidad ensimismada, sin planes a futuro, de seguro aislado en su casa. Sin embargo, hay otras personas que, probablemente teniendo un buen apoyo, ya sea familiar o de pares, se dan cuenta de que muchas de estas conductas discriminatorias no tienen un asidero en la realidad y que no tienen por qué ser entendidas de esa manera, por lo que levantan la posibilidad de una identidad empoderada. Muchos de ese tipo de pacientes se han transformado en importantes usuarios que han levantado manifestaciones o movimientos políticos relacionados a la capacidad que quienes tienen este tipo de diagnóstico puedan luchar por sus propios derechos; por ejemplo, sentando las bases para el movimiento Recovery, que es una forma de entender la salud mental actualmente.
¿Cómo se deconstruye desde la perspectiva terapéutica la profecía autocumplida en el caso de los pacientes que hacen suyos los estigmas de la esquizofrenia?
Es complejo, porque muchas veces uno se topa con personas que llevan años viviendo así y que están con una muy baja funcionalidad, independiente a que hayan tenido o no episodios psicóticos en mucho tiempo; que están relativamente compensados, tomando sus medicamentos, asistiendo a sus controles, pero que están haciendo sólo actividades menores en sus casas. A mi juicio, esto tiene que ver con el núcleo familiar, qué tanto se le permite a esta persona cumplir con roles mínimos. Y es que muchas veces son los mismos familiares, al tener estas creencias de minusvalía respecto de la esquizofrenia, o a raíz de tener profundos traumas luego de los episodios psicóticos de los pacientes, los llevan a hacer lo menos posible porque no quieren que vuelvan a desestabilizarse, y les basta con que estén compensados.
“Entonces se construye una dinámica familiar que se debe analizar, previamente a la psicoterapia por brindar. Evaluar, por ejemplo, a través de terapia ocupacional, los roles de esta persona, sus intereses, qué está haciendo cada usuario en relación a esos intereses o a su bienestar; también en el aspecto sexual, que son dimensiones muchas veces olvidadas. El tratamiento de personas con esquizofrenia en Chile, a pesar de que hemos mejorado muchísimo, todavía sigue centrado en la intervención psiquiátrica y, como en muchos hospitales hay un déficit de especialistas, se los puede ver con muy poca regularidad, sólo tratando de evitar al máximo las descompensaciones. No existe la posibilidad de hacer evaluaciones comprensivas, en donde se consideren todas estas dimensiones y así, muchas veces, los pacientes se mantienen con dosis altas de fármacos, provocando efectos adversos en lo metabólico, sedentarismo, o no pudiendo abordar el tema del tabaquismo. Por eso creo que lo primero es ver el tema familiar, entender los roles de estas personas, en qué momento del bienestar se encuentran y, así, estudiar cómo abordar sus casos, desde una perspectiva sistémica, multiprofesional y multidisciplinaria”.
Cómo derribar las barreras
Para que comience a detenerse la propagación del estigma social de la esquizofrenia, dice el doctor Méndez, “en primer término debe haber un cambio profundo a nivel de las universidades que imparten carreras sanitarias. El punto de partida tendría que ser una intervención muy profunda en sus mallas curriculares, pues hay estudios bastante claros en evidenciar que mucha parte del estigma hacia las personas con esquizofrenia proviene de los mismos profesionales de salud, de todas las áreas, pues muchas veces la formación que se ofrece es en base a currículums antiguos. Por ejemplo, profesionales de áreas como psicología, enfermería o kinesiología, que quizás no se las vincula directamente con tratamiento de las personas con esquizofrenia, pero que son fundamentales en el apoyo para su actividad física, o en la psicoeducación a nivel de hospitales de día o de unidades de rehabilitación; desconozco si tienen integrado el modelo Recovery, según el cual el plan terapéutico integra los objetivos puestos por el paciente. Habría que integrar estos conceptos a las mallas curriculares de todas las profesiones de la salud de forma transversal”.
A nivel comunitario, el académico agrega que “se ha visto que hay cierto impacto de campañas publicitarias para comprender de mejor forma la esquizofrenia. Pero lo que tiene aún mayor impacto es la realización de actividades comunitarias en las que puedan compartir personas de distintos grupos; por ejemplo, hace algunos años, en una corrida familiar en Las Condes, participaron personas con esquizofrenia que trabajaban en una radio comunal, la cual era parte de un proyecto llamado Radio Nueva Terapia, entrevistando a los asistentes. La evidencia muestra que este tipo de iniciativas son las que tienen mayor impacto en el cambio de las conductas estigmatizantes”.
Y respecto a cómo afecta el estigma en la reincorporación al mundo laboral, el doctor Méndez sentencia que “una de las tareas es lograr que la gran mayoría de la población conozca de qué se tratan estos cuadros psiquiátricos y que sí, en algún momento se pueden descompensar, pero no es lo más frecuente. Muchas de las personas con esquizofrenia al lograr puestos laborales no lo hacen aprovechando los cupos por ley de discapacidad, porque esconden su diagnóstico. No he visto cifras, pero sería interesante saber cuántas personas con esquizofrenia han accedido a puestos laborales en base a pertenecer a este grupo prioritario. Yo creo que deben ser menos que las personas con cuadros que no se consideran tan disruptores”.
Fuente: Cecilia Valenzuela, comunicaciones Facultad de Medicina, Universidad de Chile.
Organizado por el Núcleo Milenio Imhay y en el marco del Día Mundial de la Salud Mental, en octubre se proyectará en el Centro Cultural CEINA un documental que da cuenta de un novedoso estudio multinacional que observó durante dos años el impacto de talleres de teatro, música y creatividad artística en el bienestar de jóvenes sudamericanos.
“Ésta no es una intervención, sino que estamos aprendiendo de ellos y de los recursos que utilizan para su recuperación”, aclara de entrada el profesor Paul Heritage, director de People’s Palace Projects, un centro de investigación en artes y justicia social responsable por el Programa Jóvenes Embajadores, e investigador de la Queen Mary University of London, institución coordinadora del Estudio OLA.
Se trata de una iniciativa para ayudar a mejorar la salud mental de jóvenes de latinoamérica mediante un estudio innovador. En colaboración con diversas universidades y organizaciones comunitarias artísticas en Bogotá, Lima y Buenos Aires, el estudio reclutó a adolescentes y jóvenes de entre 15 y 24 años para hacerles un seguimiento de dos años y observar quiénes mejoraban sus niveles de depresión o ansiedad, y gracias a qué elementos en común.
“La participación en procesos creativos, ya sea teatro, música o danza, creemos que es importante para la resiliencia y la recuperación de los jóvenes. Esta investigación nos permite ver cómo es de importante y mostrarlo. Pero también estamos utilizando las artes para poder hablar con los jóvenes y aprender de ellos a través de otras formas de expresión”, explica el profesor Heritage.
Nuevas formas de abordar la salud mental de la juventud
Es justamente ese proceso de construcción de una obra artística y las interrelaciones que se producen lo que llevó a idear el programa de Jóvenes Embajadores en conjunto al Estudio OLA. En su búsqueda por comprender los recursos que ayudan la salud mental de los jóvenes, el profesor de psiquiatría de la Queen Mary University of London, Stefan Priebe, junto a colegas de Pontificia Universidad Javeriana (Colombia), Universidad Cayetano Heredia (Perú) y Universidad de Buenos Aires (Argentina), desarrollaron una idea e incluyeron al profesor Heritage para desarrollar el programa de Jóvenes Embajadores.
“Me invitó a pensar en alguna forma en la cual las organizaciones artísticas pudieran permitirnos aprender de los propios jóvenes de una mejor manera, porque si no habría personas haciéndoles preguntas a través de cuestionarios o focus groups, muy en el estilo estándar. Creo que, a través de estos años las artes nos han ayudado a conversar con los jóvenes de una forma distinta pero, además, a que participen en la investigación y a que hablen con su pares”.
Dentro del proyecto, un grupo de jóvenes en Lima montó una pequeña obra teatral; en Buenos Aires se hicieron talleres interactivos; y en Bogotá, se organizó un concierto. Los procesos de creación, dice el profesor Heritage, son la clave de todo.
“Un joven puede tocar un violín y sentir algo a través de la bonita melodía pero, en realidad, lo que importa es el proceso. Salir de la casa, ir al ensayo de orquesta, encontrarse con otros jóvenes, tocar el violín, sentirlo en su cuerpo, ver el placer que provoca en los demás, experimentar la tensión, la ansiedad antes de la presentación, tocar en público, sentir los aplausos de la gente. Todo eso es una afirmación de la identidad. Así que no es ni la melodía ni Tchaikovsky lo que cura. Es el acto completo de hacer todo eso”.
Todo ese proceso, desarrollado por People’s Palace Projects en conjunto con la Fundación Crear Vale La Pena (Buenos Aires), Fundación Nacional Batuta y Fundación Artística (Bogotá) y el Teatro La Plaza (Lima), junto a nueve jóvenes embajadores en estos países, ha sido registrado en a través de un documental que el próximo 16 de octubre va a ser exhibido en el Centro Cultural CEINA, durante un conversatorio sobre de salud mental, organizado por el Núcleo Milenio Imhay.
Resultados y aprendizajes
“El proyecto OLA lo conocimos cuando recién comenzó hace un par de años, a través de nuestro investigador senior, Dr. Ricardo Araya, quien es parte del equipo de investigación”, explica la directora de Imhay, Dra. Vania Martínez. “El estudio consideraba tres países latinoamericanos, y pese a que Chile no estuvo involucrado, al profesor Stefan Priebe, de la Queen Mary University of London, le pareció interesante ver si nuestro país podía sumarse de alguna manera. Finalmente la colaboración se dio en esta etapa final, que es la divulgación de un producto audiovisual que sintetiza el trabajo en las tres capitales latinoamericanas”, comenta.
La actividad, explica la académica, “consiste en la presentación de productos audiovisuales, tanto del proyecto OLA como de un taller que Imhay realizó en el MIM con estudiantes de distintos colegios de la Región Metropolitana y que fue financiado por los fondos de Proyectos al Medio Externo de la Iniciativa Científica Milenio. Además, realizaremos un conversatorio en el cual van a ser protagonistas nuestros jóvenes embajadores de la salud mental”, explica la Dra. Martínez.
Y agrega que “A nosotros nos pareció importante también incluir nuestro trabajo reciente, que va en la misma línea, que es fomentar el bienestar de adolescentes y jóvenes a través de iniciativas diferentes a las tradicionales. En el caso de los otros países, son técnicas por el lado artístico y, en nuestro caso, un taller que promovió el contacto de los jóvenes con la naturaleza urbana para fomentar su bienestar”.
El Estudio OLA ha recogido información para más de veinte artículos científicos que van a publicarse de aquí a marzo próximo, aparte de los muchos otros que vendrán después. El resumen de esta experiencia, según opinión del profesor Paul Heritage, es que no hay solución a los problemas de salud mental de los jóvenes sin su participación.
“Ése es el principal aprendizaje y también que ellos son capaces de asumir esa responsabilidad. La investigación también muestra que los jóvenes son fuertes, capaces de recuperarse y que pueden ser saludables. Pero como sociedad tenemos que pensar qué más podemos hacer para que sea más segura para ellos”.
Iniciativa internacional busca comprender mejor los factores de riesgo y recuperación de hombres que han experimentado ideación o intento suicida, con el objetivo de desarrollar intervenciones culturalmente adaptadas y más efectivas para reducir las tasas de suicidio en este grupo de la población.
El suicidio es una de las principales causas de muerte entre hombres menores de 50 años a nivel global. En Chile, la tasa de suicidios en hombres es cuatro veces mayor que en mujeres, especialmente en el grupo de 30 a 49 años. Esta disparidad se atribuye a factores como los métodos de suicidio, el abuso de sustancias y las normas culturales de masculinidad que dificultan la búsqueda de ayuda.
A pesar de la urgente necesidad de mejorar las estrategias de prevención, existen vacíos importantes en el conocimiento sobre el suicidio masculino y las acciones más efectivas para su prevención. Es en este contexto que surge el proyecto “Del aislamiento a la conexión: explorando factores de riesgo y de recuperación del comportamiento suicida masculino”, liderado por el investigador de Imhay y académico de la Universidad San Sebastián, Dr. Álvaro Jiménez.
“Dada la magnitud y persistencia de las tasas de suicidio masculino, es urgente realizar más investigaciones sobre las causas subyacentes y posibles estrategias de intervención. Ampliar la base de evidencia es fundamental para guiar los esfuerzos futuros en la prevención y tratamiento del suicidio masculino”, indica el Dr. Álvaro Jiménez
En el estudio participa un equipo internacional compuesto por Susanna Bennett y Rory O’Connor, ambos del Suicidal Behaviour Research Laboratory de la University of Glasgow; Vania Martínez, directora de Imhay y académica de la Universidad de Chile; Gonzalo Dávalos, académico de la Universidad San Sebastián, e investigadores de diversos países.
La primera etapa del proyecto contempla una consulta pública, mediante una breve encuesta online, dirigida a hombres que hayan experimentado ideación o intento suicida. El objetivo de esta consulta es identificar factores que influyen en el riesgo de suicidio masculino y recoger las perspectivas de hombres con antecedentes de ideación suicida que permitan diseñar preguntas relevantes, sugerir métodos de reclutamiento y decidir cómo compartir los hallazgos con el público, con el fin de contribuir al diseño de una propuesta internacional de investigación sobre el suicidio masculino.
“Los resultados de esta consulta se integrarán en una propuesta de investigación internacional que examinará el suicidio masculino en diversas culturas, incluyendo Australia, Chile, Ghana, India y el Reino Unido, con miras a desarrollar intervenciones culturalmente adaptadas y más efectivas para reducir las tasas de suicidio masculino”, comenta el Dr. Jiménez.
Los requisitos para participar en esta consulta son:
1) Tener al menos 18 años.
2) Haber experimentado ideación suicida o haber intentado suicidarse en algún momento de su vida.
Si necesitas más información, contacta al investigador principal por correo electrónico: alvaro.jimenez@uss.cl
Los estados mentales de alto riesgo o EMAR, son una serie de comportamientos y pensamientos erráticos –en lo perceptivo, cognitivo y/o socioemocional- que se dan en un periodo específico del desarrollo de una persona, generalmente en la adolescencia, y podrían ser indicativos del inicio de una psicopatología de mayor gravedad.
“Son una voz de alerta”, dice el doctor Pablo Gaspar, director de la Clínica Psiquiátrica Universitaria, fundador de la Red Nacional de Estados Mentales de Alto Riesgo, Red EMAR-Chile, e investigador principal del Núcleo Milenio Imhay, quien cuenta con una experiencia de investigación de larga data en el ámbito de las psicosis y, especialmente, en esquizofrenia. Al ser una voz de alerta, agrega, “prevenir su evolución es altamente costo efectivo, porque cuando se disminuye el riesgo de transición a trastornos graves de salud mental se favorece que la persona mantenga o recupere sus habilidades cognitivas, sociales y afectivas, lo que beneficia también a todo su entorno y a la salud pública”.
El aislamiento, el retraimiento y la depresión parecen ser características propias y habituales de la adolescencia, “pero en un joven normal por lo general son cuadros autolimitados; es decir, duran un tiempo y se pasan solos”, explica el doctor Gaspar. “Pero antes de la aparición “florida” del cuadro clínico de la esquizofrenia transcurren meses o años en que la persona tiene síntomas que son inespecíficos y que denominamos síntomas psicóticos subumbrales, que son leves y que, aunque se parecen a los depresivos tienen una característica distinta: provocan una incapacidad en la persona de tener un motor vital hacia adelante, de forma severa y persistente”.
Otro de estos síntomas inespecíficos es que “estando dentro de nuestra realidad, ellos ven o escuchan las cosas distintas; cambia la forma de los objetos o la manera en que perciben a otra persona, por ejemplo. Para ellos el mundo es mucho más hostil, son muy autorreferentes, piensan que todos los juzgan; ahora, esto también ocurre en quienes luego son diagnosticados como parte del espectro autista o con trastorno límite de la personalidad. Por eso, cuando hablamos de prevención no es solamente de esquizofrenia, sino que de enfermedades psiquiátricas severas. No es que haya un síntoma específico único detrás de la esquizofrenia, sino que es un conjunto de ellos, un síndrome inespecífico que provoca disfuncionalidad a la persona”.
Y cuando ya este cuadro da pie a la disfuncionalidad “es que llegamos al concepto de Estados Mentales de Alto Riesgo, que se basa en dos elementos: la presencia de estos síntomas subumbrales de distinto tipo, ya sea ansiosos, depresivos y/o psicóticos, y que llevan a que la persona o su familia pidan ayuda. Ellos o quienes los rodean se dan cuenta de que no es el mismo, que no tiene las conductas que tenía antes como niño, a diferencia de lo que pueden ser las crisis de adolescencia, que generalmente pasan y son autolimitadas, no generan disfuncionalidad y retornan al nivel basal”.
¿Cómo prevenir?
Al ser un síndrome, dice el doctor Gaspar, las primeras intervenciones no necesariamente son farmacológicas. “Lo que pasa es que quienes tienen este grupo de síntomas inespecíficos derivan en tres posibles trayectorias. La primera es una remisión en el corto plazo; aproximadamente un 30% del total de estas personas sigue con una vida normal sin que vuelva a aparecer ningún problema. Por lo general son quienes tienen síntomas más leves, sin vulnerabilidad familiar y no han tenido una historia de alteraciones psicosociales graves; es decir, puede que tengan una vulnerabilidad biológica frente a este síndrome, pero no desarrollan el cuadro”.
Un segundo grupo, conformado también por un tercio de los individuos que han presentado EMAR, son personas en las que persisten estos síntomas, “pero no necesariamente caen en un cuadro psiquiátrico severo y continúan con una vida normal; solo algunas de ellas presentan disfuncionalidad y hay que tratarlas”. Así, quienes desarrollan una psicopatología grave -esquizofrenia, bipolaridad, trastorno límite de la personalidad- son el tercer grupo, representando un porcentaje menor del total que ha pasado por estados mentales de alto riesgo. “Todo el resto, es decir entre el 60% y 70%, lo más probable es que no va a necesitar fármacos, sino que más bien apoyo mediante sicoeducación, soporte familiar y una buena prevención de problemas sicosociales mediante apoyo escolar y disminución del estrés académico, entre otras cosas. Hoy en Chile están pasando hechos relevantes que provocan mucho estrés, entonces ese es el foco primario de toda la prevención, y que es transversal para muchas otras enfermedades en el ámbito de la salud mental”.
Así, explica el doctor Gaspar, “hay intervenciones que se podrían calificar de leves pero que son bien importantes, como por ejemplo el acceso responsable a redes sociales, la buena comunicación de conductas y emociones a familiares o al equipo clínico. Y llevar estilos de vida saludable: alimentación sana, ejercicio físico, un buen dormir, no caer en consumo de sustancias problemáticas, en conductas problemáticas del ámbito sexual. Todo esto lo tenemos en un manual psicoeducativo dirigido a los jóvenes y creado con el equipo del Núcleo Milenio Imhay, abierto al público y que se ocupa en distintas regiones del país y en Latinoamérica”.
Luego, las intervenciones psicoterapéuticas pueden ser de gran utilidad en la fase de estados mentales de alto riesgo, “porque la persona, al darse cuenta de que necesita ayuda, es más susceptible a tener buen resultado conversando con su terapeuta, quien puede orientarlo para que disminuya su estrés, ansiedad y dándole incluso alternativas del pensamiento, lo que lo puede llevar a bajar mucho la sintomatología”.
Y, en tercer lugar, el uso de neuroprotectores y fármacos es esencial cuando la situación se agrava. “Muchos de los pacientes que tienen un buen tratamiento de las comorbilidades, cuando bajan las conductas de riesgo y podemos conversar durante sus cuadros anímicos, sus síntomas psicóticos se reducen. Por eso es que no hay que solamente tratar los síntomas psicóticos con fármacos, pero esa es una cultura que en Chile no la tenemos. Hay que preguntarse cuál es el objetivo de dar ese medicamento: si hay riesgo de autoagresión, por supuesto; si el paciente tiene ideas de fuga o criterios de hospitalización, también, pero si el objetivo es prevenir la psicosis, en esta etapa que describo el antipsicótico a dosis altas no tiene ninguna importancia”.
Por ello, sentencia, los avances en prevención es uno de los desafíos más importantes en la investigación en psicosis a nivel mundial, porque “es costo-efectiva y es transversal a múltiples enfermedades de salud mental, permitiendo lograr avances con psicoeducación e intervenciones no farmacológicas, para poder disminuir o retrasar el desarrollo y el establecimiento de enfermedades psiquiátricas severas y graves”.
¿En términos de políticas públicas usted considera que como país tenemos las herramientas para hacer esa prevención?
Definitivamente sí. En este tema llevamos la delantera en Latinoamérica por lejos, no solamente al tener cobertura GES para esquizofrenia, sino que al ofrecer a la población programas del tipo Chile Crece Contigo, que apuntan a una prevención a lo largo del desarrollo de la persona, desde el positivismo, permitiendo fomentar estilos de vida saludables. Además, desde el año 2018 contamos con la Red EMAR-Chile que ahora se ha ampliado a todo el continente y mediante la cual estamos capacitando y desarrollando investigación. Y desde el 2019 se incorporó en el sistema de atención primaria un screening, una entrevista auto aplicada breve, que detecta algunos síntomas psicóticos subumbrales para poder hacer derivación temprana a especialista.
“¿Cuál es mi perspectiva respecto a la prevención? Debiéramos llegar a comunidades a las que no estamos accediendo hoy, las sexodiversidades y las minorías de cualquier ámbito, que también pueden tener cuadros psiquiátricos o sicóticos severos; es importante generar políticas en este sentido. Y lo segundo que veo en el largo plazo es ir hacia la atención iniciando el ciclo de vida de un individuo, desde el embarazo y parto. Tenemos que generar políticas en relación a cómo cuidamos ese momento del apego primario; esa perspectiva nos ayudaría mucho en el ciclo vital de una persona a prevenir enfermedades severas en la adultez”, finaliza el doctor Gaspar.
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Fuente: Cecilia Valenzuela, comunicaciones Facultad de Medicina, Universidad de Chile.
Iniciativa del Núcleo Milenio Imhay desarrollada en el Museo Interactivo Mirador (MIM), apuntó a visibilizar que el contacto y conexión con la naturaleza es capaz de fomentar un mayor bienestar en adolescentes y jóvenes, tal como lo ha demostrado la evidencia científica nacional e internacional.
Con la participación de más de un centenar de alumnos de diversas comunas de la Región Metropolitana, se llevó a cabo el Taller “Naturaleza Urbana y Bienestar: Conecta tus Sentidos” en el Museo Interactivo Mirador (MIM). La iniciativa del Núcleo Milenio Imhay en alianza con el Centro de Gestión Ambiental y Biodiversidad de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (FAVET) de la Universidad de Chile, buscó visibilizar que el contacto y conexión con la naturaleza pueden ser un espacio accesible y capaz de promover un mayor bienestar en la juventud.
“La relación de la naturaleza con la salud mental es un área de investigación que se ha desarrollado en los últimos años y, en este sentido, Imhay ha iniciado una línea de trabajo evaluando el impacto y los efectos del contacto con la naturaleza en el bienestar de adolescentes y jóvenes. Esta actividad de proyección con medio externo, busca seguir esa línea de trabajo, entendiendo y compartiendo la experiencia subjetiva de jóvenes en contacto con la naturaleza”, destaca el Dr. Álvaro Langer Herrera, director alterno de Imhay y académico de la Universidad San Sebastián.
Según ha establecido la evidencia científica a nivel internacional y también la que está generando el Núcleo Milenio Imhay, existe una estrecha relación entre el contacto con la naturaleza y un mayor bienestar, siendo, algunos de los efectos positivos de la naturaleza en la salud mental de las personas: la reducción de los niveles de ansiedad y depresión; reducción de las hormonas del estrés; mejoramiento el estado de ánimo, el humor y la autoestima; ayudando además en la conciliación del sueño, entre otros beneficios.
“Considerando que gran parte de la población actualmente vive en ciudades, es importante desarrollar actividades que permitan identificar y valorar la naturaleza presente en el entorno próximo sin necesariamente tener que salir de la ciudad para sentirse mejor”, indica el Dr. Langer.
De esta manera, el taller, donde participaron estudiantes del Instituto Nacional de Santiago, Colegio Alberto Blest Gana de San Ramón, Colegio María Elena de La Florida y Colegio Marista Marcelino Champagnat de La Pintana, buscó generar un espacio para que los jóvenes reconocieran y experimentaran la naturaleza urbana a través del uso de los sentidos, con el objetivo de promover la reflexión y el vínculo con la biodiversidad urbana como un elemento clave para el bienestar individual, colectivo y ecosistémico.
“Justamente, la dificultad o el desafío es esta conexión. Yo puedo estar en un espacio natural pero desatento y eso no necesariamente va a implicar que yo pueda tener esos beneficios. Por esto, la intención es que tengan estas actividades experienciales que quedan en el cuerpo como vivencia y que ellos puedan después comentar ‘tuve una experiencia donde fui a un lugar de naturaleza y me conecté con elementos importantes para mí, como una hoja de un árbol especifico, una piedra en particular y algo de estar realmente ahí me hizo sentir bien. Esto es muy importante a nivel de promoción de la salud y del bienestar para que los jóvenes sientan que es algo que está al alcance de sus manos”, puntualiza el director alterno de Imhay.
Positivas valoraciones y guía práctica
En sectores urbanos existen oportunidades para favorecer la conexión con la naturaleza. El aprender a identificar, valorar y conectarse con la biodiversidad del entorno próximo, ya sea en la propia casa, plazas, parques, colegios, entre otros, se transforma en una manera fácil y accesible para favorecer un mayor bienestar.
“El taller ha sido gratificante, enriquecedor y desafiante. El bosque que existe en el MIM nos regaló espacios de mucha conexión, mostrando que en el día a día los jóvenes se pueden conectar de otra forma para ayudarse a sí mismos. Entonces, ahora ellos se llevan esto como ejercicio de que caminar a veces un poco más lento en la ciudad nos permite estar en el presente y conectar también con esta biodiversidad urbana que nos va nutriendo y puede ser un aporte para contenernos. Eso es lo más relevante y a partir de ahí pueden también ver a esta ciudad como un elemento que puede ser parte de su bienestar”, señala Constanza Cabello, profesional del Centro de Gestión Ambiental y Biodiversidad de FAVET-UCH.
Respecto de la valoración que las y los estudiantes de 7° a 2° medio realizaron a esta iniciativa, desarrollada por Imhay gracias al financiamiento de la Iniciativa Científica Milenio del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación a través de su programa de Proyección al Medio Externo, algunos comentarios realizados por los jóvenes participantes fueron “me sentí más tranquila, pude oler cosas que no huelo día a día”, “podría seguir haciendo esto en el día a día, en un parque, cerca del colegio”, “pude bajar mis niveles de estrés gracias a la naturaleza”, “me pude concentrar en lo que hay alrededor mío y eso me ayudó a relajarme”.
Esta apreciación también fue manifestada por las y los docentes que acompañaron en la actividad a los jóvenes. “Lo que más valoré de la actividad es que los estudiantes tuvieran un espacio de conexión con la naturaleza y crearan habilidades para desarrollar la atención que es tan importante hoy en día, un espacio en el que se autoconocieran y se vincularan con los otros. En los colegios, por ser tantos alumnos y seguir día a día las clases, no se generan estos espacios”, destacó Angélica Romero, docente de ciencias del Colegio Alberto Blest Gana.
Cabe destacar que próximamente el Núcleo Milenio Imhay publicará gratuitamente una guía práctica sobre naturaleza urbana y bienestar, la que entregará información e incorporará actividades que puedan desarrollarse en el entorno próximo de las personas, como en sus propias casas, colegios, parques, plazas y otros espacios urbanos que pueden contribuir a una mejor salud mental. El documento entregará claves que permitan identificar aquellos elementos de la naturaleza urbana que muchas veces pasan desapercibidos, e incluirá instructivos simples para la realización actividades lúdicas y reflexivas.
A propósito de una nueva conmemoración del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, el investigador joven del Núcleo Milenio Imhay y académico de la Universidad San Sebastián, Dr. Álvaro Jiménez, escribió una carta al director publicada en diario Estrategia.
Sr. Director,
Se estima que una de cada cinco personas experimentará la pérdida de un ser querido o conocido por suicidio a lo largo de su vida. Cada suicidio puede impactar de manera significativa a entre seis y diez personas del entorno.
El término «sobrevivientes» de muertes por suicidio se refiere a aquellos que han perdido a un conocido o ser querido en estas circunstancias. Este tipo de pérdida supone un riesgo considerable para el desarrollo de problemas de salud mental y conductas suicidas. Aunque los sobrevivientes reconocen la necesidad de apoyo, muchos enfrentan barreras para acceder a la atención adecuada, debido a la estigmatización que dificulta la búsqueda de ayuda.
El impacto del suicidio en personas, familias y comunidades resalta la importancia de implementar estrategias de “postvención”. Este conjunto de acciones busca brindar apoyo emocional a las personas y comunidades expuestas a una muerte por suicidio, facilitando el proceso de duelo y la recuperación tras la crisis. Además, se enfoca en reducir el riesgo de futuros comportamientos suicidas, identificando casos de mayor vulnerabilidad y eliminando obstáculos para acceder al apoyo necesario.
En el Mes de la Prevención del Suicidio, es importante recordar que la postvención es también una forma de prevención.
Álvaro Jiménez Molina,
Psicólogo y académico USS, Investigador Imhay y MIDAP.
El evento, organizado por la Red de Apoyo Socioemocional y la Fundación para la Prevención del Suicidio OPA UFRO, tuvo como objetivo compartir experiencias asociadas a la prevención del suicidio y promover buenas prácticas para su intervención y acompañamiento.
En el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, los investigadores jóvenes de Imhay, Dra. Ana Barrera y Dr. Álvaro Jiménez dictaron charlas magistrales en este evento desarrollado en la Universidad de la Frontera.
La Dra. Barrera, quien además es directora del Laboratorio de Adultez Emergente y Salud Mental de la Universidad Católica de Temuco, expuso sobre el desarrollo positivo aplicado a la prevención del suicidio en contexto universitario.
En tanto, el Dr. Álvaro Jiménez, académico de la Universidad San Sebastián, abordó la problemática del duelo por suicidio en personas, familias y comunidades.
Además de las charlas magistrales, esta primera jornada tuvo actividades simultáneas en diferentes espacios del Aula Magna de la UFRO, a cargo de diferentes expertos e instancias que abordaron el bienestar socioemocional y la salud mental.
Revisa las presentaciones de nuestros investigadores jóvenes, a continuación:
Charla Magistral de la Dra. Ana Barrera:
«¿Cómo prevenir el suicidio en el contexto universitario? Una mirada desde el desarrollo positivo»
Charla Magistral del Dr. Álvaro Jiménez:
«Duelo por Suicidio y Postvención»
La psiquiatra, académica de la U. de Chile y directora del Núcleo Milenio Imhay señaló a radio Universidad de Chile que, aunque hubo un descenso en las tasas de suicidio durante la pandemia, ahora se estaría volviendo a los números de antes. Asimismo, expresó su preocupación por los intentos de suicidio en jóvenes.
Este martes 10 de septiembre se conmemora un nuevo Día Mundial para la Prevención del Suicidio. En ese contexto, en conversación con la primera edición de Radioanálisis, la psiquiatra y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Vania Martínez, abordó la situación actual de nuestro país en materia de salud mental.
De acuerdo a la experta, durante los últimos años ha habido “una disminución de las tasas de mortalidad por suicidio” y que este descenso fue “mucho más profundo en pandemia”.
Sin embargo, la directora del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay), advirtió que “ahora todavía no tenemos las estadísticas oficiales, pero lo que vemos es que estamos volviendo a lo anterior”.
En esa misma línea, Martínez aseguró que algo que también preocupa son “los intentos de suicidio y las autolesiones sin intención suicida, que muchas veces son para regular ciertas emociones y crisis de salud mental”, particularmente entre adolescentes y jóvenes.
Consultada respecto a las políticas públicas que se pueden implementar para ayudar a ese grupo etario en particular, la especialista apuntó al rol que juegan los establecimientos educacionales, “que pueden ser un buen lugar para promover una mejor salud mental y detectar situaciones de riesgo”.
La psiquiatra afirmó que en las generaciones más jóvenes se ha avanzado en el tema del estigma: “Ven con mejores ojos acudir a la atención en salud mental, pero aún así, (…) la principal barrera de estudiantes universitarios que tienen problemas de salud mental, incluido el riesgo suicida, es: ‘pensé que me las podía arreglar por mi mismo o mi misma’”.
“Uno pudiera pensar que podría estar dentro de los problemas el acceso, por el costo que puede tener o por el tiempo, pero esta barrera es más importante, que a las personas les cuesta reconocer en qué momento es necesario pedir ayuda”, indicó.
Justamente, en cuanto a los factores que explicarían por qué las tasas de suicidio son más altas en los hombres, Martínez observó que a ellos “les cuesta más pedir ayuda y tocar estas temáticas”.
“Nosotros en la Universidad de Chile, por ejemplo, tenemos un poco más de matrícula de mujeres que de hombres, pero en la encuesta, que es voluntaria, por cada un hombre contestan tres o cuatro mujeres. Entonces, las mujeres están más disponibles para hablar de salud mental y también para pedir ayuda”, dijo.
Otro factor, añadió la académica, es el uso de alcohol y drogas que es más prevalente en hombres, además de determinados mandatos culturales que incitarían a los hombres a ser más “exitosos”.
“Están esos mandatos para los hombres, pero las mujeres tienen más intentos de suicidio y más riesgo de autolesiones, de depresión y de ansiedad. Entonces, tenemos que tener una perspectiva de género sin descuidar a ninguno”, sostuvo.
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Septiembre se ha transformado en el mes de prevención del suicidio, donde se busca concientizar sobre esta situación que es una de las principales causas de muerte en nuestro país en personas entre los 15 y 28 años. Para hablar sobre este tema y cómo ayudar en nuestro entorno, la red de radios regionales conversó con la la psiquiatra infanto juvenil y directora del Núcleo Milenio Imhay, Dra. Vania Martínez.
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