María Belén Aburto Ponce, investigadora joven del Núcleo Milenio Imhay actualmente se encuentra trabajando, en calidad de postdoctorante, en el Nathan Kline Institute for Psychiatric Research de Nueva York, donde está estudiando los mecanismos alterados de la percepción sensorial que explicarían algunos síntomas de esta enfermedad mental.
La Dra. M. Belén Aburto Ponce se encuentra trabajando como investigadora postdoctoral en el Nathan Kline Institute for Psychiatric Research de Nueva York.
Se sabe que del total de pacientes diagnosticados con algún Estado Mental de Alto Riesgo (EMAR), alrededor de un 30 por ciento desarrolla esquizofrenia en un par de años. Otro porcentaje deriva en otra enfermedad mental, pero en algunos casos, los síntomas desaparecen y no se llega a presentar ningún trastorno.
El desafío para los/as profesionales de salud mental es saber por qué en ciertas personas se desarrolla una enfermedad permanente como la esquizofrenia y en otras no, y qué intervenciones se pueden realizar para frenar la evolución de esta afección mental. Una joven científica chilena forma parte de un equipo que está avanzando en el estudio de este tema.
Se trata de María Belén Aburto Ponce, bióloga, Magíster en Ciencias Biológicas y Doctora en Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile, quien se ha dedicado a investigar el procesamiento neuronal de estos/as pacientes, como parte del equipo del Laboratorio de Psiquiatría Traslacional de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de la Universidad de Chile (Psiquislab) que dirige la Dra. Rocío Mayol, también investigadora joven de Imhay.
En específico, la Dra. Aburto estudia la forma sobre cómo las personas con EMAR perciben sonidos con contenido emocional. Su objetivo es identificar indicadores de la gravedad de los cuadros y eventualmente poder predecir quiénes van a desarrollar una enfermedad. Algunos resultados de los estudios en que participa muestran que efectivamente en aquellas personas que presentan esquizofrenia hay una correlación entre sus síntomas y la manera diferente en cómo procesan los sonidos neutrales, los tristes o los alegres.
Avanzando hacia un tratamiento
El equipo del NKI donde trabaja M. Belén Aburto, logró mejorar la capacidad de los/as pacientes para reconocer emociones mediante estimulación transcraneal.
Para profundizar en este campo y avanzar hacia la identificación de síntomas y procesamiento sensorial en etapas tardías de la enfermedad, el año 2022 la investigadora joven de Imhay llegó hasta la Universidad de Columbia, en Nueva York, a realizar un postdoctorado con la connotada científica Antígona Martínez del Nathan Kline Institute for Psychiatric Research (NKI), dependiente de la Oficina de Salud Mental del Estado de Nueva York, quien encabeza uno de los laboratorios dedicados a estudiar la dinámica espacio-temporal de las deficiencias del procesamiento visual en la esquizofrenia.
“Una de las hipótesis es que los síntomas de la esquizofrenia pueden ser explicados, en parte, por alteraciones en el procesamiento sensorial”, cuenta María Belén Aburto desde Estados Unidos. “Básicamente, estos/as pacientes tienen dificultades, por ejemplo, para percibir o reconocer las emociones en las caras de las personas porque ellos/as no están mirando la parte de la cara que deberían ver para poder definir la emoción en ese rostro”, agrega la investigadora.
Mediante imagenología con resonancia magnética y encefalogramas han logrado medir la actividad neuronal de los/as pacientes cuando les presentan ciertos estímulos, y comprobar que efectivamente hay alteraciones respecto a los mapas de personas neurotípicas (personas que no presentan alteraciones a nivel del neurodesarrollo).
En el laboratorio del NKI, los/as investigadores/as también han dado pasos hacia posibles formas de tratamiento o remediación de los síntomas. Mediante estimulación transcraneal lograron mejorar la capacidad de los/as pacientes para reconocer emociones sobre rostros en movimiento, es decir, mientras cambian los gestos faciales.
“Por ejemplo, cuando una persona empieza a reírse en un video, eso activa una parte del cerebro que es distinta a cuando vemos una foto de alguien riendo. Entonces, hemos visto que esta estimulación hace que las personas aumenten la eficiencia del reconocimiento de emociones”, explica la Dra. Aburto.
Como el proyecto aún está en fase experimental, se han visto los efectos positivos sólo durante la media hora que dura la estimulación transcraneal. Aún está por verse si el realizar sesiones más seguidas o de mayor duración consigue efectos más persistentes.
La evolución cerebral de la esquizofrenia
María Belén Aburto se formó en el campo de las ciencias básicas, pero su tesis doctoral en ciencias biomédicas y sus investigaciones iniciales en el Psiquislab y en la Clínica Psiquiátrica Universitaria de la Universidad de Chile le permitieron relacionarse directamente con pacientes y comprender el impacto del trabajo científico en la comunidad.
“Cuando uno ve las etapas avanzadas de la enfermedad también ve qué pasa cuando el tratamiento es más tardío y cuáles son las dificultades que estas personas tienen que enfrentar. Entonces, es muy relevante que los síntomas y los tratamientos se aborden tempranamente”, explica la investigadora joven de Imhay.
Y agrega que la adolescencia es vital para poder detectar síntomas “porque es en esta etapa de la vida en la que las personas aprenden a socializar y a conocer las claves sociales. Pero cuando ciertas enfermedades aíslan, esta enseñanza o este aprendizaje no ocurre y, después, cuando se llega a la adultez, estas actividades se vuelven aún más difíciles”.
Esto sucede en el caso de la esquizofrenia, que es una enfermedad mental grave donde el funcionamiento psicosocial deficiente se asocia con la dificultad de adquirir habilidades sociales, en inferir emociones de expresiones faciales o por inflexión de la voz. Por ello es de relevancia conocer e identificar a tiempo aquellas señales o síntomas iniciales para controlar y/o retrasar el desarrollo de la enfermedad.
El trabajo de investigación en un centro con la capacidad de reclutamiento de pacientes y los recursos tecnológicos y científicos como los que tiene el NKI le han permitido a la Dra. Aburto observar directamente los cambios cerebrales que experimentan los/as pacientes con esquizofrenia y las necesidades particulares de los tratamientos según la edad de cada persona.
“El acercamiento que se hace en personas adultas y en personas jóvenes es distinto, ya que las necesidades y el cómo se dirige la investigación son diferentes y, por ende, los resultados también. Por ejemplo, en algunos casos, he visto que en adolescentes que tienen síntomas más atenuados, existe una hiperactividad en ciertas zonas cerebrales. Y una se pregunta por qué ocurre eso si el rendimiento de la tarea que se le da está bajo o un poco más bajo que el de una persona neurotípica. Entonces, lo que pasa es que quizás el cerebro está ´compensando´ para tratar de mantener el nivel”.
Y agrega que “por otro lado, en la etapa adulta, cuando las personas ya tienen el diagnóstico de esquizofrenia, puedes ver cierta compensación -pero de manera diferente-, en otras partes del cerebro que quizás son más profundas. Entonces, ahí empiezas a ver cómo la enfermedad va avanzando y va cambiando la actividad en distintas partes del cerebro. Es por eso que la aproximación a la enfermedad debe ser distinta de acuerdo al grupo etario, ya que, si se quiere dar un tratamiento, debe ser oportuno pero también adecuado a las necesidades de cada paciente”, comenta la investigadora.
DIRECCIÓN
Profesor Alberto Zañartu n°1030
Independencia, Santiago de Chile
Núcleo para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes.
Imhay 2025
About the author