El efecto de la pandemia sobre las habilidades sociales, la falta de contacto presencial y su etapa de desarrollo hace que quienes tienen entre 19 y 29 años declaren una mayor sensación de soledad. Expertos, entre ellos, la Dra. Vania Martínez, directora del Núcleo Milenio Imhay, señalan a El Mercurio que buscar grupos que tengan intereses en común es parte de las recomendaciones.
A pesar de vivir en la era de las redes sociales, una de cada cuatro personas (24%) se siente «muy» o «bastante» sola en el mundo. Y más de mil millones de personas ratifican esta afirmación.
Así lo revela una reciente encuesta de Meta (matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp) y Gallup (empresa estadounidense de análisis y asesoría) realizada en 142 países, incluyendo Chile. Para realizarla se encuestaron a alrededor de 1.000 personas mayores de 15 años por nación.
«Los resultados que arroja este estudio son preocupantes, porque confirman una tendencia que uno ha ido viendo en investigaciones, que es que las personas, no todas, pero un porcentaje importante, tienen esta sensación de soledad», dice Manuel Ortiz, psicólogo, vice-decano de la Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades, y director del Doctorado en Psicología, de la U. de La Frontera.
«Es un problema que estamos viendo. Es frecuente escucharlo, tanto en la clínica como cuando uno hace estas preguntas en investigaciones», coincide Vania Martínez, psiquiatra, académica de la U. de Chile y directora del Núcleo Milenio para mejorar la salud mental de adolescentes y jóvenes (Imhay).
«En general, el aislamiento social o la sensación de soledad es negativa para la salud de las personas. Cuando las personas reportan que tienen aislamiento social o este sentimiento de soledad, son más propensas a enfermarse y, cuando adquieren una enfermedad, demoran más tiempo en recuperarse», asegura Ortiz.
También tiene consecuencias a nivel de salud mental: puede generar depresión, por ejemplo, dice José Pinedo, psicólogo jefe del equipo de Psicología Hospitalaria de UC Christus. Incluso, añade Martínez, «cuando esto es en mayor grado y no se ve una salida, pasa a ser un factor de riesgo para el suicidio».
Autoevaluación
Según los resultados globales de la encuesta, los indices más altos de sensación de soledad se registran entre los adultos jóvenes (de 19 a 29 años), con un 27% que se siente «muy» o «bastante» solo.
«Una de las tareas del desarrollo es poder encontrar un lugar en el mundo cuando se está en la década que va entre los 20 y 30 años; en términos laborales, de pertenencia, de identidad. Eso hace que haya una constante evaluación y autoevaluación de qué tan deseable socialmente soy, lo que afecta mucho más en la sensación de soledad», considera Pinedo.
Además, «el grupo de pertenencia, que antes eran las plazas o el barrio, se ha ido perdiendo. En general, la nueva juventud está mucho más aislada en términos de contacto, se conectan más bien a través de redes sociales y no de forma presencial. Eso hace que sea mucho más difícil la tarea de desarrollo, de la inserción a un mundo compartido, y está pasando en Chile también», advierte.
Asimismo, Ortiz opina que otra causa detrás de estas cifras es que «las demandas actuales de trabajo consumen una gran cantidad de tiempo y han limitado la posibilidad de que las personas dediquen parte de su jornada a cultivar vínculos sociales»
A juicio de Martínez, la pandemia también incidió en estos resultados: «Hubo una dificultad para el desarrollo de las habilidades sociales. Este proceso fue interrumpido por el periodo de confinamiento en una etapa crucial en la vida, donde debería haber habido mayor socialización». Y considera que los contactos que los jóvenes están teniendo muchas veces son más superficiales y no tan profundos, lo que afecta en la sensación de soledad».
Al contrario de los adultos jóvenes, los índices más bajos de sensación de soledad se ven entre las personas mayores (de 65 años o más), con un 17% que se siente «muy» o «bastante» solo.
«Los adultos mayores que están suficientemente activos y que en su adolescencia y en su vida laboral lograron realizarse, han obtenido relaciones de intimidad, reciprocidad y apoyo mucho más sólidas. Es probable que por eso, en los resultados, aunque suene paradojal, aparezcan con una menor sensación de soledad», comenta Pinedo.
Eso sí, pese a los resultados del estudio, Martínez señala que en Chile «la población mayor es una que estaría en alto riesgo de soledad, por menor desarrollo de habilidades de conexión digital y porque empiezan a perder amistades debido a fallecimientos, entre otras razones».
Acciones
A pesar de que el 49% de las personas encuestadas afirmaron no sentirse solas en absoluto, más de la mitad dijo sentirse al menos un poco sola. Para contrarrestar la sensación de abandono, el llamado es a cultivar los vínculos sociales. «Las personas deben mantenerse en contacto con aquellos que son significativos para ellos, de preferencia de forma presencial, pero, si no, con videollamadas o por vía telefónica», indica Ortiz.
También, acota Martínez, «muchas de las personas se sienten solas porque se sienten diferentes al resto, por ejemplo, que no tienen los mismos intereses. Entonces, una de las estrategias es empezar a ver cuáles son mis intereses y qué otras personas podrían compartirlos. De esa forma, se puede buscar incorporarse a talleres, grupos, deportes, que serían un factor protector para minimizar esta situación».
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