En conversación con Ciudadano ADN, nuestro investigador, Dr. Juan Pablo del Río, aseguró que la situación de encierro y aislamiento ha tenido repercusiones en la autoestima de niñas, niños y adolescentes. Además, entregó consejos para reforzar sus fortalezas personales.
“Estábamos acostumbrados a que la mayoría de los juicios sociales los recibíamos en el colegio o con el grupo de pares. Ahora, toda la retroalimentación social los niños la están obteniendo en el medio virtual», indicó nuestro investigador.
El médico residente en psiquiatría infanto juvenil de la Universidad de Chile e investigador del Núcleo Milenio Imhay de la Universidad de Chile conversó con Ciudadano ADN respecto a la salud mental de niñas, niños y adolescentes, que durante la crisis sanitaria se ha visto fuertemente deteriorada.
“En Chile estamos viviendo una segunda pandemia, porque veníamos con problemas en la salud mental, que definitivamente se están viendo agravados por esta situación de encierro y aislamiento, que tiene repercusiones, incluso, en la autoestima“, alertó el médico.
En ese sentido, la crisis ha cambiado la manera en que las personas se relacionan, donde se han potenciado las interacciones virtual por sobre las físicas.
“Estábamos acostumbrados a que la mayoría de los juicios sociales los recibíamos en el colegio o con el grupo de pares. Ahora, toda la retroalimentación social los niños la están obteniendo en el medio virtual«, apuntó del Río.
“Las relaciones sociales van a generar cambios, especialmente en la línea en que vemos que están basándose los medios virtuales como las redes sociales”, agregó.
Recomendaciones
El médico residente en psiquiatría infanto juvenil entregó una serie de herramientas, con la que los padres o cuidadores pueden reforzar las fortalezas personales de las niñas, niños y adolescentes.
Nunca perder una buena oportunidad para dar un refuerzo positivo: Cada vez que uno pueda ver algo bueno en la niña, niño o adolescente, debe decirlo sin miedo. No por hacerlo uno lo va a dejar de educar.
Dar el espacio para reconocer los errores y demostrarles a los adolescentes que uno se puede equivocar: Esto no le quita el respeto, la capacidad de volver a intentarlo, ni el cariño de los cuidadores. No hay que perder la oportunidad para mostrar que el error es parte normal del aprendizaje.
Tener espacios de diálogo con los adolescentes: Hay que tener una actitud curiosa como adulto. El padre o cuidador no tiene por qué saber cómo funciona TikTok o los filtros de Instagram. Esa es la realidad del día a día de los adolescentes, y hay que atreverse a preguntar. Hay que dejar que ellos abran su mundo.
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