Investigadores del Núcleo Milenio Imhay coeditaron versión actualizada de la guía, destinada principalmente a consultantes y sus familias, con el fin de aportar a la psicoeducación y a desestigmatizar las enfermedades mentales severas.
Un año de revisión bibliográfica, discusión y preparación tomó elaborar la segunda versión de la Guía Psicoeducativa para Comprender los Estados Mentales de Alto Riesgo, que se presentó a fines de noviembre en Santiago.
Trece investigadores y estudiantes de nuestro Núcleo Milenio Imhay, del centro PsiquisLab de la Universidad de Chile y de la Universidad San Sebastián (USS), participaron en el esfuerzo, dirigido a actualizar un primer manual publicado en 2018, antes de la pandemia por Covid-19.
Dado el tiempo transcurrido, el aumento de trastornos de ansiedad y depresión, y otros factores derivados de aquel período de encierro e incertidumbre, el equipo investigador consideró necesario incorporar nuevos contenidos como “el tema de las redes sociales, los influencers, el uso de sustancias, y también algunas drogas nuevas más prevalentes que están siendo utilizadas ahora en Chile”, explica la psicóloga Mariel Labra, integrante de Imhay y docente de la USS, quien es coeditora de esta nueva guía, junto con los investigadores Pablo Gaspar, Rocío Mayol, Alejandro Maturana, Rolando Castillo y Sebastián Corral.
Los profesionales, junto a siete estudiantes de psicología de la USS, revisaron literatura actualizada basada en evidencia, tanto de Chile como del extranjero, compilaron la información, discutieron los hallazgos y redactaron los once capítulos que componen la guía.
De EMAR a CHARMS
De partida, ampliaron el alcance que tenía la primera versión, que estaba enfocada en prevenir la psicosis en los Estados Mentales de Alto Riesgo (EMAR). El concepto ahora se abrió a los llamados CHARMS (Clinical High at Risk Mental State), que abarca estados mentales inespecíficos, “que tienen un potencial de que ese estado de vulnerabilidad avance con el tiempo hacia distintos caminos posibles, sin definir una trayectoria en particular”, aclara Mariel Labra. “Personas que tienen, por ejemplo, riesgo de psicosis, puede que eventualmente, con el paso del tiempo, desarrollen una psicosis, o que en realidad desarrollen una depresión mayor o un trastorno de personalidad límite. O sea, la trayectoria no está definida, sino que tenemos un abanico de posibilidades donde el individuo puede ir avanzando con el paso del tiempo”.
Por su parte, la Dra. Rocío Mayol, investigadora joven de Imhay, académica de la Universidad de Chile y de la Universidad Alberto Hurtado, y también coeditora de esta publicación, comenta: “Esta es una actualización de nuestra guía anterior. Ahora existen más capítulos, hemos incorporado algunos como, por ejemplo, el uso de tecnologías, ya que en el último tiempo ha habido un avance en este ámbito y ahora tenemos una actualización de cómo podemos abordarlo. La guía también incluye actividades que se pueden desarrollar e ir completando en base a lo que el lector está pasando”.
Foco en psicoeducación
Si bien la guía apunta a público general -tal como en su primera versión de 2018- el foco principal son las personas que puedan estar en estos grupos de riesgo y, en especial, sus familias. Por eso sus contenidos se centran en la psicoeducación, para así ayudar a comprender el origen de ciertas alteraciones de comportamiento, señales y síntomas.
“Nosotros hicimos un estudio donde entrevistamos a los padres de nuestros pacientes y pudimos identificar que ellos confundían aspectos del desarrollo adolescente normativo con síntomas iniciales”, recuerda Mariel Labra. “Por ejemplo, ellos notaron que sus hijos, en un principio, estaban aislados, menos afectivos, ya no compartían con la familia, estaban muy irritables, muy reactivos, que consumían sustancias, etc. Y, además, con el tiempo empezaron a desarrollar ideas extrañas, ideas de tipo paranoide o experiencias bizarras relacionadas con aparatos electrónicos. Todos esos son síntomas tempranos que los padres de alguna manera dejaron pasar y no consultaron con especialistas. Algunos pensaron que eso era parte normal de la adolescencia o de la pandemia, de una separación parental o del estrés en la familia”.
Entonces, agrega la joven investigadora, “lo que esto busca es que las atribuciones que hagan los padres, las familias, los amigos o los mismos jóvenes, estén más cercanas a lo que realmente está pasando, o sea, que logren identificar que las ideas extrañas, las alteraciones sensoperceptivas sutiles, el aislamiento social o la irritabilidad extrema, son señales de que algo está pasando y, por lo tanto, hay que buscar ayuda y una intervención adecuada para ese momento, y no esperar a que eso se agrave al punto de que afecte la funcionalidad de la persona”.
La actualización de contenidos también apunta a colaborar con los equipos clínicos, para que los utilicen como complemento en sus prácticas profesionales. Por su lenguaje sencillo y no técnico, el equipo editorial aspira también a que esta guía llegue a la comunidad en general, especialmente para ayudar a desestigmatizar estos trastornos mentales, distorsionados por el cine, las noticias sensacionalistas y la desinformación, que etiqueta a las personas con psicosis o esquizofrenia como sujetos peligrosos, dice Mariel Labra, cuando “en realidad eso no es así, porque lo más frecuente es que las personas con esquizofrenia sufran de violencia, más que ejerzan violencia”.
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Imhay es un Centro de Investigación de Excelencia financiado por la Iniciativa Científica Milenio, programa de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile.
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