Postvención: cuidar y acompañar a quienes están viviendo un duelo por suicidio

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Postvención: cuidar y acompañar a quienes están viviendo un duelo por suicidio

Dr. Álvaro Jiménez, investigador joven de Imhay, es uno de los responsables de proyecto FONIS que desarrollará, evaluará y validará una guía de recomendaciones y un programa de formación en línea que busca mejorar las competencias de profesionales de la salud para acompañar a personas, familias o comunidades que han estado expuestas a una muerte por suicido.

El Dr. Álvaro Jiménez, investigador joven de Imhay y académico de la U. San Sebastián, es uno de los investigadores responsables del proyecto FONIS SA23I0181: «Desarrollo y evaluación de una guía de recomendaciones y un programa de formación en competencias para la intervención psicosocial con personas, familias y comunidades expuestas a una muerte por suicidio»

En abril de este año, los/as integrantes del Núcleo Milenio Imhay, Álvaro Jiménez, Vania Martínez y Belén Vargas, participaron en la elaboración de un Policy Brief con recomendaciones para actualizar el Programa Nacional de Prevención del Suicidio del Ministerio de Salud. Entre las doce recomendaciones entregadas por los/as expertos/as, el documento incluyó una que apunta específicamente a cubrir un vacío: atender el complejo proceso de duelo que vive el entorno cercano de alguien que ha muerto por suicidio. Se les conoce como “personas sobrevivientes de suicidio”, y se estima que hay entre diez y veinte por cada persona que muere por suicidio, lo que equivale a unas 18 mil a 36 mil personas cada año en Chile.

“El duelo por suicidio es una mezcla de duelo y estrés postraumático. Es complejo, tiende a ser más prolongado y difícil de sobrellevar que el duelo tradicional”, afirma el psicólogo Álvaro Jiménez, investigador joven de Imhay y académico de la Universidad San Sebastián. Más aún: comenta que las personas sobrevivientes de suicidio tienen hasta tres veces más probabilidades de quitarse la vida en comparación con el resto de la población.

“Hay varias emociones involucradas, obviamente tristeza por la pérdida, pero también hay mucha culpa, porque el suicidio abre una pregunta e instala la incógnita del ‘por qué’. Muchas veces se hace incomprensible y esa pregunta no encuentra respuesta. Entonces aparece el ’Yo podría haber hecho algo para evitarlo ’; ’Si hubiera respondido esa llamada ’; ’Se acercó y no le escuché ’, etc.’ Y eso se transforma en una culpa que puede ser vivida, en algunos casos, de manera intensa y autoflagelante”, advierte el profesional.

Durante sus estudios doctorales en Francia, el Dr. Jiménez investigó los comportamientos autolesivos y suicidas en adolescentes y participó en un estudio para evaluar el sistema de contacto y seguimiento de pacientes tras el alta hospitalaria por intento de suicidio, lo que se conoce en prevención del suicidio como “continuidad de cuidados”. Con esa experiencia, el académico regresó a Chile para profundizar su trabajo en prevención, especialmente en población joven. Es ahí donde descubrió que las políticas públicas tenían un gran vacío, porque “hemos olvidado que pasan muchas cosas después de un suicidio, y que hay un entorno de personas y de comunidades que quedan afectadas”.

La postvención es un conjunto de acciones que se implementan tras una muerte por suicidio, con el objetivo de acompañar a personas, familias y comunidades afectadas. Su propósito es brindar apoyo emocional, facilitar el duelo, promover la recuperación de la vida cotidiana y gestionar la información relacionada con el suicidio de manera sensible y responsable. Además, busca reducir el riesgo de nuevos comportamientos suicidas en familiares o miembros de la comunidad, abordando sus necesidades emocionales. En este sentido, el Dr. Jiménez subraya que “la postvención es también una forma de prevención”.

No sólo las familias sufren, también los/as terapeutas

“El duelo por suicidio es una mezcla de duelo y estrés postraumático. Es complejo, tiende a ser más prolongado y difícil de sobrellevar que el duelo tradicional”, afirma el Dr. Jiménez.

En su búsqueda para comprender mejor el fenómeno, el Dr. Jiménez participó en un proyecto para explorar el duelo por suicidio y para ello se entrevistaron a personas sobrevivientes de suicidio, profesionales de la salud y tomadores de decisión. Fue allí que comenzó una colaboración con la Fundación José Ignacio, ONG creada para acoger y otorgar contención y compañía a quienes están viviendo un duelo similar.

“En ese estudio, durante 6 meses, también realizamos una observación participante en un grupo de ayuda mutua. Fue bien complejo a nivel emocional, sobre todo cuando llega una nueva persona y comienza a relatar su experiencia. Ahí nos dimos cuenta de que este tipo de intervenciones no es para todas las personas porque, en algunos casos, hablar una y otra vez acerca del suicidio puede tener efectos retraumatizantes”, indica el investigador de Imhay.

Interesado en aportar a reducir esta brecha y basándose en la experiencia recogida, el Dr. Jiménez, también investigador de MIDAP, junto a un equipo de profesionales compuesto por las/os académicas/os Dra. Graciela Rojas (UChile/Imhay/MIDAP), Dra. Vania Martínez (UChile/Imhay/MIDAP), Dr. Daniel Núñez (UTalca/Imhay), Dra. Marta Silva (UACh/Imhay), Stefanella Costa (UDP/MIDAP) y Paulina del Río, directora de la Fundación José Ignacio, se adjudicó un proyecto FONIS para desarrollar el estudio “Desarrollo y evaluación de una guía de recomendaciones y un programa de formación en competencias para la intervención psicosocial con personas, familias y comunidades expuestas a una muerte por suicidio”.

El trabajo tiene como objetivo desarrollar una guía de recomendaciones para la postvención del suicidio a nivel individual, familiar e institucional-comunitario, así como evaluar un programa de formación orientado a dotar de competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) a los profesionales de la salud que trabajan con esta población.

Uno de los grupos que recibe especial atención son los/as propios/as profesionales de la salud. “El suicidio de un paciente, no sólo afecta al entorno más cercano de éste, sino que también tiene un efecto en los/as mismos/as profesionales y equipos tratantes, sobre todo porque, si tienen pérdidas anteriores, con el suicidio de un paciente se reactivan y se van encadenando procesos de duelo pasados”, explica el investigador joven de Imhay.

Por otro lado, apunta el Dr. Jiménez, “también sabemos que los/as profesionales de la salud tienen una tasa de suicidio mayor a la población general, lo que se explica, en parte, por las condiciones laborales de alta demanda, que a veces resultan en largos turnos de trabajo, y por estar expuestos de manera constante al sufrimiento”.

Formarse en postvención del suicidio

Al finalizar el proyecto FONIS, la guía de recomendaciones y el programa de formación serán entregados al Departamento de Salud Mental del MINSAL para su difusión entre los equipos de salud a nivel nacional.

Los contenidos tanto de la guía de recomendaciones como del programa de formación fueron validados mediante el método Delphi, un proceso de consulta que reúne a 28 expertos/as nacionales e internacionales en prevención y postvención del suicidio (investigadores, profesionales de la salud, sobrevivientes y tomadores de decisiones) para alcanzar un consenso en torno a una problemática común.

El Dr. Jiménez destaca que en este proceso han participado activamente personas sobrevivientes de muertes por suicidio. “Un desafío importante en la investigación sobre suicidio es la limitada inclusión de las perspectivas de personas sobrevivientes y personas con experiencia vivida. A pesar de que las políticas de salud promueven la inclusión de estas voces desde hace más de tres décadas, aún persiste una brecha importante. Su participación en programas de prevención y postvención ha demostrado ser valiosa para desarrollar iniciativas de apoyo, asegurando que las intervenciones se adapten a las necesidades de los destinatarios finales”.

Los contenidos del programa de formación serán adaptados a una plataforma en línea y evaluados con la participación de profesionales de la salud de tres regiones del país: Metropolitana, Maule y Los Lagos. “Luego, evaluaremos el impacto del programa en términos de cambios en conocimientos, de autoeficacia, de satisfacción, entre otros indicadores. También evaluaremos barreras y facilitadores para su implementación en contextos de salud pública. Y lo mejoraremos a partir de ese feedback”, concluye el investigador joven de Imhay.

Al finalizar el proyecto, la guía de recomendaciones y el programa de formación serán entregados al Departamento de Salud Mental del MINSAL para su difusión entre los equipos de salud a nivel nacional. De hecho, el Dr. Álvaro Jiménez y el Núcleo Milenio Imhay ya tienen experiencia en el desarrollo de este tipo de capacitaciones a través del curso Abordaje del Riesgo Suicida en Adolescentes y Jóvenes disponible en la plataforma Coursera y que puede ser cursado por cualquier persona interesada en aprender sobre este tema.

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