Faltan especialistas para TOC, trastornos alimentarios y otros cuadros complejos

PorImhay

Faltan especialistas para TOC, trastornos alimentarios y otros cuadros complejos

Una formación académica desactualizada y una baja proporción de personas con estudios adicionales en estos temas serían algunas causas, según diversos expertos. A esto se suma que la mayoría se concentra en el sector privado. Sobre este tema fueron consultados por El Mercurio, los investigadores del Núcleo Milenio Imhay, Dr. Álvaro Jiménez y Dr. Alvaro Vergés.

‘Muchos pacientes en Chile con trastorno obsesivo compulsivo (TOC) no están recibiendo el tratamiento adecuado, están recibiendo enfoques terapéuticos que se ha comprobado que no son eficaces para este cuadro’, asegura Tomás Miño, psicólogo clínico y especialista en terapia cognitivo-conductual por la U. de Harvard.

Lo que describe Miño resume una realidad que afecta también a pacientes con otros tipos de trastornos severos y que es preocupante, aseguran múltiples especialistas locales en salud mental.

Según explican, si bien en Chile hay déficit de profesionales del área de la salud mental en general, tanto psicólogos como psiquiatras, la falta es aún más evidente cuando se trata de profesionales que puedan tratar cuadros severos, como esquizofrenia, adicciones, trastornos de la conducta alimentaria (TCA) o trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

Basado en evidencia
En el caso específico de esta enfermedad, Miño dice: ‘Somos muy pocos los especialistas que estamos formados en terapia cognitivo-conductual, por ejemplo (uno de los tratamientos más recomendados para el TOC), y en técnicas específicas basadas en evidencia, lo que limita el acceso a tratamientos adecuados’.

Daniela Gómez, psiquiatra y presidenta de la Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía de Chile (Sonepsyn), confirma la problemática: ‘Es tanto así, que en el último tiempo médicos generales o de familia se han especializado en salud mental para poder cubrir esa necesidad’.

Gómez coincide en que si bien el déficit es general, algunas áreas presentan mayor escasez, como los trastornos alimentarios. ‘Efectivamente, los psiquiatras estamos atendiendo a esos pacientes más complejos que realmente requieren una atención más especializada’.

Justamente, con base en esa preocupación, es que la semana pasada Sonepsyn lanzó las primeras recomendaciones clínicas para el diagnóstico y tratamiento de la anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y el trastorno por atracón, dirigida a médicos y profesionales no especialistas, con la finalidad de que tengan más herramientas para diagnosticar y tratar estos cuadros (disponibles aquí: https://shorturl.at/SPocU).

‘Cuando yo comencé en trastorno alimentario en Chile, había no más de 10 especialistas. Ahora somos unos 250, pero aún así somos muy pocos para cubrir todo el país’, asegura Gómez.

Alex Behn, académico de la Escuela de Psicología de la UC y director de Investigación del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (Midap), señala que Chile, como otros países de la región, tiene un sistema de atención escalonado, ‘en el cual los pacientes primero reciben atención generalista (primaria) y luego, si es necesario, avanzan hacia servicios especializados. En el caso de problemas de salud mental más serios, como los trastornos de conducta alimentaria o de la personalidad, son muy pocos los servicios que tienen esa especialidad’.

De acuerdo con Behn, si bien hoy existen buenos tratamientos para algunos trastornos severos, como el trastorno límite de la personalidad, estos son ‘muy sofisticados, requieren de mayor especialización y han sido típicamente más complejos de implementar en servicios públicos’.

Un problema adicional es la concentración de especialistas en el sector privado, donde ‘no más del 30% de la población accede’, apunta Álvaro Jiménez, psicólogo e investigador del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay), quien investiga al respecto.

‘Además, la mayoría de los especialistas, sobre todo aquellos con subespecialidades, se encuentran en Santiago’, agrega.

Pero incluso en el mundo privado se percibe el déficit. ‘En el sector privado somos muy pocos, es más caro e igual es difícil encontrar horas’, afirma Miño.

La falta de herramientas para evaluar correctamente los trastornos de salud mental severos hace que las personas se demoren más en encontrar tratamiento o nunca lleguen a acceder a él, según advierte Álvaro Vergés, académico de la Escuela de Psicología de la U. de los Andes e investigador del Núcleo Milenio Imhay.

‘Esto tiene un impacto significativo en la calidad de vida, ya que la trayectoria vital termina siendo muchísimo peor de lo que habría sido si se hubiese hallado tratamiento adecuado a tiempo’, explica.

En el caso del TOC, dice Miño, ‘es alarmante, con un promedio actual de 14 a 17 años para que las personas encuentren la asistencia profesional que requieren’.

En las universidades

Pero ¿por qué faltan especialistas? Los entrevistados señalan varios factores. Behn comenta que muchas universidades chilenas ‘siguen entrenando a los estudiantes en teorías psicológicas muy antiguas’, lo que contribuye a que los profesionales egresen con herramientas poco aplicables en el contexto clínico actual.

Jiménez opina en la misma línea. ‘En gran parte de las facultades de la carrera de psicología tienen una formación que es genérica (…). Por lo tanto, lo que se puede ofrecer en términos de psicología clínica son competencias básicas’, dice el experto.
Y agrega: ‘Yo creo que la formación de pregrado requiere un nivel de especialización, una mayor profundización para poder tratar a este tipo de pacientes’. 

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