Intervención temprana en psicosis para mejorar la calidad de vida de las personas

PorImhay

Intervención temprana en psicosis para mejorar la calidad de vida de las personas

El Dr. Rolando Castillo, investigador joven de Imhay, participa en PRESCIENT, estudio internacional que busca analizar a más de mil pacientes con alto riesgo clínico de psicosis, con el objetivo de desarrollar algoritmos que predigan el curso de la enfermedad y así crear intervenciones que permitan prevenir el avance de los trastornos psicóticos y reducir el impacto que causa en la vida de los individuos.

El Dr. Rolando Castillo, investigador joven de Imhay, forma parte del estudio internacional PRESCIENT, que examinará una variedad de factores de riesgo potenciales para los jóvenes que transitan un estado de alto riesgo de psicosis, con el objetivo de crear herramientas para predecir mejor los resultados y desarrollar mejores tratamientos.

El psiquiatra Rolando Castillo obtuvo su Doctorado en Ciencias Médicas en la Universidad de Chile con una investigación acerca de predictores clínicos, cognitivos y electroencefalográficos del primer episodio psicótico. Fue un estudio pionero realizado en nuestro país para identificar señales tempranas de alteración en personas con riesgo de psicosis.

“Toda la ciencia respecto a esta temática se hace mayormente en países desarrollados y no había mucha investigación que diera cuenta de qué es lo que ocurre localmente”, explica el joven científico. Por lo tanto, su estudio “entrega una originalidad, por lo menos sociocultural”, agrega.

En concreto, sus pesquisas en población local lograron replicar que “efectivamente hay alteraciones tempranas, es decir, los/as pacientes tienen síntomas significativos años antes de que se manifieste una psicosis, por ejemplo, presentan alteraciones cognitivas y ciertas alteraciones que se pueden observar en los exámenes electroencefalográficos”.

Hoy, el médico -que integra Imhay en calidad de investigador joven- está embarcado en un proyecto similar, pero de mucho mayor alcance. Se trata del Estudio PRESCIENT, una investigación internacional financiada por el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH) y que agrupa a doce centros de Europa, Asia, Australia y Sudamérica (Chile). Por nuestro país participa el Laboratorio de Psiquiatría Traslacional de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de la Universidad de Chile donde trabaja el Dr. Castillo, y que es dirigido por la Dra. Rocío Mayol, también investigadora joven de Imhay.

El proyecto internacional Prescient reúne a diferentes centros científicos del mundo y el de Chile, representado por el Psiquislab de la Clínica Universitaria de la Universidad de Chile, es el único de Latinoamérica.

Este estudio colaborativo busca entender qué ocurre con las personas que están en riesgo de desarrollar una psicosis “pero a muchos más niveles de los que yo investigué en mi tesis”, explica el joven científico. De hecho, a diferencia de los 50 casos analizados en su investigación, este estudio internacional pretende estudiar a 1.200 personas.

Según relata, este estudio cuenta con un mayor presupuesto, lo que permite realizar electroencefalografías, resonancias magnéticas, exámenes de sangre, de cortisol en saliva, seguimiento a través de aplicaciones móviles, evaluaciones clínicas y psicosociales. “Básicamente es entender, en 360 grados, qué es lo que ocurre con estas personas”, comenta el Dr. Castillo.

El segmento poblacional que se está estudiando corresponde al de jóvenes con ultra alto riesgo de desarrollar un trastorno psicótico en comparación a la población general debido a particulares síntomas y/o antecedentes familiares. En este contexto, puede suceder que para algunas personas estos síntomas iniciales puedan empeorar con el tiempo avanzando hacia una psicosis. Para otras, en tanto, los síntomas pueden permanecer iguales, disminuir e incluso desaparecer por completo.

Lo que la ciencia ha empezado a descubrir es que antes del primer episodio psicótico existen alteraciones en esos cerebros jóvenes. Esa información es la que alimenta el deseo de poder crear intervenciones tempranas, porque “el no tener una psicosis ahora no significa que no estén pasando cosas a nivel cerebral. Y esas cosas son identificables, clínica y biológicamente, lo que permitiría intervenir tempranamente en casos de riesgo”, recalca el Dr. Castillo.

De hecho, se calcula que entre un 70 y 80 por ciento de los casos de enfermedad psiquiátrica se presentan entre los 15 y los 25 años. Por lo tanto, éste es un grupo vital para hacer intervención.

“Cuando hablamos de prevención, los resultados indican que los/as pacientes no solo mejoran su satisfacción personal y calidad de vida, sino que también se retrasan los síntomas -como los brotes y episodios psicóticos- por lo menos en dos a tres años, lo cual es fundamental en una etapa del desarrollo donde la juventud se impone metas importantes”, acota el investigador joven de Imhay.

“No es lo mismo tener un brote psicótico a los 25 años cuando uno tiene pareja, estudios completos y trabajo, que cuando uno tiene 18 y no ha terminado el colegio, no ha completado la red de apoyo de amistades, no ha logrado armar vida de pareja, por ejemplo. Entonces, básicamente, atrasar el episodio es cambiarle la biografía y trayectoria de vida a las personas”, agrega el psiquiatra.

Convencer a tomadores/as de decisiones

Además de su labor científica en Imhay y en el Laboratorio de Psiquiatría Traslacional de la Universidad de Chile, el Dr. Castillo es docente de Psiquiatría en la carrera de Medicina de la Universidad del Desarrollo y realiza actividad clínica.

¿Qué te motivó a dedicar parte de tu trabajo a la investigación?

– Principalmente porque hay mucha necesidad de ayuda en salud mental. En un porcentaje importante, los tratamientos que actualmente existen ayudan a mejorar el bienestar de las personas con cuadros leves a moderados, sin embargo, en las enfermedades psiquiátricas graves eso no necesariamente ocurre así. Además, hay una proporción de pacientes con patología psiquiátrica grave que no responden al tratamiento. Entonces, se hace necesario investigar en prevención para ayudar a las futuras generaciones y a aquellas personas que presentan estos cuadros clínicos complejos, a acceder a intervenciones tempranas para evitar o retrasar el deterioro y los síntomas que se pueden ir presentando con los años, así como mejorar su calidad de vida.

Si hay evidencia de que existen predictores que pueden ayudar a identificar e intervenir de forma temprana el riesgo de psicosis, ¿qué falta en el sistema de salud chileno para que esto se aplique?

– En Chile, como muchas partes del mundo, hay una alta brecha de acceso a tratamientos en salud mental. Entonces, sin duda, hay un problema multifactorial que involucra recursos económicos, cantidad de personal especializado, infraestructura, cultura y educación respecto a estos problemas. También falta un mayor conocimiento de estas enfermedades psiquiátricas graves por parte de profesionales de la salud mental, porque al no ser cuadros tan frecuentes como otros tipos de enfermedades como la depresión, entonces, muchas veces, se pasa por alto, se normaliza o se confunde.

Comenzar a hablar de este tema es de suma relevancia porque sensibiliza a tomadores/as de decisiones acerca de la importancia de elaborar programas de prevención, identificación e intervención precoz que sean indiferenciados, ayudando a pacientes con riesgo de patología grave pero también a la población general. Por ejemplo, prevenir el consumo de sustancias o el estrés psicosocial ayuda en ambos contextos. El conversar de estos temas permite, a su vez, facilitar la detección y acceso temprano a los tratamientos, aporta a derribar los estigmas que aún prevalecen sobre este tipo de enfermedades mentales más graves y, finalmente, que aquellas personas que lo necesiten, puedan tener un tratamiento profesional oportuno y eficaz.

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