Belén Vargas, encargada del Programa Nacional de Prevención del Suicidio del Ministerio de Salud e integrante del Núcleo Milenio Imhay, llegó hasta la ciudad de Washington para comentar cómo ha sido el proceso de implementación de la guía de recomendaciones para la prevención del suicidio en población adolescente en Chile.
El suicidio es un importante problema de salud pública en la Región de las Américas. Si bien las tasas de mortalidad por suicidio han disminuido a nivel mundial un 36% (entre 2000 y 2019), estas tasas aumentaron en la Región de las Américas un 17% durante el mismo período. También se cree que la tasa general de suicidio en la Región está subestimada debido a la falta de seguimiento y notificación a nivel de población en muchos países.
Es en este contexto que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH, por sus siglas en inglés) organizaron el simposio “Uniendo políticas públicas e investigación para la prevención del suicidio en las Américas”, evento que fue la oportunidad para que los países de la Región y actores relevantes discutieran los avances y las brechas en la investigación del suicidio, las intervenciones basadas en evidencia y cómo fortalecer los vínculos entre la investigación y las políticas públicas para la prevención del suicidio.
En su intervención denominada “Guía de recomendaciones para la prevención del suicidio en establecimientos educaciones: proceso de implementación de una política intersectorial para la prevención del suicidio en población adolescente en Chile”, la psicóloga Belén Vargas, encargada nacional del Programa de Prevención del Suicidio del Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud y también investigadora doctoral del Núcleo Milenio Imhay, presentó el trabajo y estrategia desarrollada en nuestro país y que cuenta con un foco en la intersectorialidad, ya que su implementación es llevada a cabo por el Ministerio de salud en colaboración con el Ministerio de Educación.
La profesional comentó que esta estrategia se originó dada las cifras de mortalidad por suicidio registrada en Chile en población joven de 15 a 19 años, donde desde inicios del año 2000 se presentó una tendencia al alza de las muertes por suicidio en este grupo etario, llegando a una cifra de 12,7 muertes de personas jóvenes cada 100 mil habitantes.
Frente a esta realidad y que se convirtió en un llamado de atención para nuestro país, según recuerda la investigadora, a partir del 2008 se comenzaron a implementar iniciativas preventivas regionales y por primera vez, en el año 2011, se incorpora en la Estrategia Nacional de Salud una meta enfocada en la reducción de suicidios adolescentes. Finalmente, el 2013 se formaliza el Programa Nacional de Prevención del Suicidio que incluyó 6 componentes: vigilancia epidemiológica, formación de equipos de salud, sistema de ayuda en crisis, planes regionales intersectoriales, cobertura mediática responsable y prevención en establecimientos educacionales.
“Con los años vimos que trabajar con las comunidades educativas era un gran desafío y que, además, necesitaba una mirada que no fuera la clásica mirada sanitaria, sino que era necesario también establecer un acercamiento diferente, y el año 2015 se conformó un equipo para establecer orientaciones técnicas para que los equipos sanitarios pudiera trabajar en comunidades educativas”, comentó la psicóloga.
Tras esta coordinación, la profesional indicó que en el año 2019 se lanzó esta nueva estrategia. Al respecto la investigadora de Imhay señaló que: “Nosotros elaboramos una guía de recomendaciones para la prevención de la conducta suicida en establecimientos educacionales, que es un set de recomendaciones, es una integración de la síntesis de la evidencia científica, experiencias nacionales e internacionales que ya estaban en curso y además, muy importante, tomó en consideración las características del sistema educativo chileno que, la verdad, cuando nos comparamos con otras experiencias a nivel internacional, tenía particularidades muy propias y que nos exigía entonces desarrollar una estrategia que fuera pertinente, apropiada y posible de implementar en la realidad chilena”.
De acuerdo a la profesional, este modelo de intervención propuesto considera a la escuela en su conjunto con intervenciones que apuntan tanto a los estudiantes, pero también al equipo educativo, a los profesores, al equipo administrativo y también a los padres y apoderados.
Además, indicó que “también propusimos la integración y la articulación de intervenciones tanto universales, selectivas e indicadas. A nivel de prevención universal, el componente que apunta para todas y todos es, en primer lugar, poder promover un clima escolar protector, también poder prevenir problemas en general de salud mental en las escuelas e instalar la educación y la sensibilización en la prevención de suicidio para toda la comunidad educativa”.
Entre los desafíos que aún quedan por sortear, Belén Vargas menciona la necesidad de evaluar los resultados de implementación e identificar las barreras y facilitadores de la instalación de las recomendaciones; evaluar la efectividad de las recomendaciones en la disminución de conductas suicidas y aumento de la búsqueda de ayuda; mantener la articulación intersectorial como parte de la política de Estado; incorporar la participación juvenil en la implementación y nuevos desarrollos; y fortalecer la estrategia a través de la actualización del Programa para la próxima década.
Ve la presentación de la investigadora doctoral de Imhay, Belén Vargas, en el siguiente video:
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