Salud mental universitaria: 50% de las investigaciones en el mundo se han hecho en los últimos tres años

PorImhay

Salud mental universitaria: 50% de las investigaciones en el mundo se han hecho en los últimos tres años

El mayor acceso y el aumento de la diversidad de personas que ingresan a la educación superior serían unos de los motivos por los cuales la salud mental de estudiantes universitarios/as ha adquirido relevancia en el último tiempo. Al respecto, investigadora joven de Imhay está profundizando en metodologías para analizar las inequidades con las que alumnos/as deben lidiar.

Scarlett Mac-Ginty, investigadora joven de Imhay, actualmente se encuentra cursando un doctorado en el Servicio de Salud e Investigación Poblacional del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College de Londres

Si bien es dentista de profesión, los temas sociales y de gestión de salud son los que mueven el quehacer de Scarlett Mac-Ginty, investigadora joven de Imhay. Ese interés la llevó a cursar el Magíster en Salud Pública de la Universidad de Chile y, hace unos años atrás, comenzó a realizar un doctorado en el Servicio de Salud e Investigación Poblacional del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College de Londres, donde además realiza clases a estudiantes de pregrado y magíster.

“Yo tengo formación como salubrista y una de las cosas que creo que ha sido muy interesante en mi doctorado es justamente aprender de metodologías de investigación, las que se pueden aplicar en diversas áreas, no necesariamente en un campo específico de la salud pública”, cuenta Scarlett.

Su acercamiento a la investigación en salud mental surgió cuando hacía clases en la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile, como ayudante en el curso Bases Psicosociales y Antropológicas de la Salud. De allí pasó a formar parte de la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, donde su trabajo se enfocó en los problemas de los/as jóvenes.

“Mi motivación por investigar se da porque yo estaba trabajando como académica y, además, con el magíster obtuve una mejor formación en investigación y en gestión, donde pude ver que existía una brecha de conocimiento respecto a qué estaba pasando con la salud mental de los estudiantes universitarios/as”, recuerda.

Diversificación social en las universidades

Actualmente, la investigadora de Imhay se encuentra estudiando cómo los cambios de posición socioeconómica a lo largo del tiempo impactan en la incidencia y persistencia de problemas de salud mental.

La investigación de Scarlett Mac-Ginty para su doctorado en Inglaterra se centra en las inequidades en salud y, específicamente, en salud mental de estudiantes universitarios/as. El primer trabajo de su tesis consistió en hacer una revisión sistemática de más de 20 mil artículos científicos para ver qué datos existían en la literatura internacional acerca de la asociación entre problemas de salud y desigualdades sociales, en particular, la posición económica de los/as jóvenes. Este arduo trabajo le llevó a identificar que la mayoría de los estudios indican que a menor posición económica, hay más problemas de salud mental, tales como depresión y ansiedad.

“Ahí vimos que uno de los factores importantes es la educación de las madres, que es un tema interesante, porque muchas veces se mide la educación del jefe de hogar hombre. También revisamos otros factores como los ambientales, donde, por ejemplo, vemos que las personas que tienen inseguridad alimentaria, también tienen mayor propensión a tener depresión y ansiedad”, explica esta investigadora joven de Imhay.

La revisión de la literatura científica reveló otro dato interesante: casi el 50% de los estudios en estudiantes de educación superior fueron realizados entre 2020 y 2022, y la mitad de ellos, durante el confinamiento provocado por la pandemia por Covid-19. Esto evidencia que actualmente, en el mundo, hay un interés creciente por investigar la salud mental de los/as jóvenes en etapa universitaria.

¿Por qué está sucediendo esto? “Primero, porque existe una diversificación e incremento de la matrícula en la educación superior en los últimos años, y esa matrícula ha crecido principalmente en países de medianos y bajos recursos”, explica la candidata a doctora del King’s College London.

“Sin embargo, aún hay una brecha, ya que todavía los países con mayores ingresos tienen mayor matrícula. Pero, países de medianos y bajos ingresos, proporcionalmente no sólo ha aumentado la cantidad de personas que están ingresando a la educación superior, sino que también su diversidad. Entonces, se ha puesto foco en estudiantes universitarios/as, porque antes, quienes ingresaban a la universidad, correspondían a una élite y ahora ya no es tan así”.

Factores mediadores

Como parte de su tesis de doctorado, Scarlett Mac-Ginty está participando en investigaciones realizadas en el marco del Estudio Longitudinal de Salud Mental en Estudiantes Universitarios (ELSAM), una iniciativa de la Universidad de Harvard y la Organización Mundial de la Salud que se aplica en 18 países, con el objetivo de hacer un seguimiento de la salud mental de jóvenes durante toda su trayectoria universitaria. El Núcleo Milenio Imhay encabeza el proyecto en nuestro país, realizando el estudio en cinco universidades chilenas.

“Muchas veces hemos constatado la asociación entre factores socioeconómicos y salud mental, pero sabemos poco respecto a cuáles son las variables mediadoras. Por ejemplo, por qué las personas provenientes de familias con menor ingreso económico o aquellas que son la primera generación en cursar estudios superiores, llegan a tener peor salud mental. En este sentido, hemos visto que en aquellos estudiantes que tienen una mayor percepción de estrés financiero, presentan más problemas de salud mental, por tanto, éste sería un mediador que conecta posiciones socioeconómicas con depresión y ansiedad, específicamente”.

Lo mismo sucede con el estrés académico, dice la investigadora, que en general es mayor en las personas de menores recursos y que contribuye a tener más problemas del ánimo. Y, por último, también influyen ciertas condiciones socioeducativas como, por ejemplo, si tienen un lugar para estudiar y acceso a computador e internet.

“Aquí lo más importante fue conocer si tienen un espacio adecuado para estudiar”, explica Scarlett. “Durante el COVID vimos que las personas con una baja posición socioeconómica tienen peores estándares para contar con un lugar adecuado en la casa para estudiar, asistir a las clases online, tener un computador propio y una conexión a internet estable. Entonces, también vimos que eso se asocia con mayor sintomatología depresiva y ansiosa”.

Una mirada a lo largo del  tiempo

Actualmente, Scarlett está trabajando en otro estudio para su doctorado, también en base a los datos generados por ELSAM. Su objetivo es conocer cómo los cambios de posición socioeconómica a lo largo del tiempo impactan en la incidencia y persistencia de problemas de salud mental.

“De los casi 80 estudios que incluimos en la revisión sistemática, sólo dos mostraron asociaciones longitudinales entre posición socioeconómica y trastornos mentales comunes, entonces existe una brecha importante de conocimiento para ver qué pasa a lo largo del tiempo con estos/as estudiantes que provienen con menor nivel socioeconómico. Hasta ahora hemos encontrado que el factor más importante es el ingreso familiar”, indica la investigadora joven.

Además, agrega que “observamos que existe una relación bidireccional entre depresión y ansiedad con estrés financiero. Es decir, un alto estrés financiero puede producir una mayor sintomatología depresiva y ansiosa, y viceversa. Creemos que es el primer estudio chileno específicamente enfocado en desigualdades económicas que hace una evaluación longitudinal en el tiempo, para conocer qué sucede durante los primeros años de universidad en esta cohorte, cuya particularidad es que es la generación que ingresó a la universidad durante la pandemia por COVID-19”.

Conoce más del trabajo de Scarlett Mac-Ginty AQUÍ

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